11 de junio de 2012

PARADOJAS DE LA VIDA DIARIA    Por Alberto Dearriba*
Los últimos tiempos ofrecen imágenes contradictorias de una sociedad que avanza por un lado en la tarea de garantizar nuevos derechos, mientras subsisten núcleos retrógrados que rechazan los cambios sociales. Es la tensión entren lo nuevo que nace y lo viejo que se resiste a morir.
 DOS PAÍSES EN TENSIÓN.   
Los agresores se alinean objetivamente con los sectores que se oponen a los nuevos derechos, porque les molesta una sociedad más abierta y progresista. Pero reivindican en cambio la libertad para especular con moneda extranjera y se horrorizan con las dificultades a la importación. Son liberales en lo económico y fascistoides en lo político.
Para ellos, la libertad de mercado y de cambio es un derecho supremo que está por encima de los intereses nacionales y de las mayorías populares. El objetivo no es preservar el trabajo local, sino facilitar la renta de pequeños sectores.
CONTRADICCIONES CAMPERAS.
Los ruralistas son un ejemplo de las contradicciones de los falsos liberales domésticos.
Le piden al gobierno un dólar "recontraalto" para maximizar sus rentas, pero lo cuestionan por la inflación que se convertiría en galopante si se devaluara drásticamente.
Son ultraliberales para la política cambiaria y estatistas cuando exigen asistencia financiera barata a la banca estatal. Se oponen a que el Estado subsidie a los desocupados o a sus hijos, porque "fomenta la vagancia", pero reclaman subsidios cuando las cosechas son afectadas por sequías o inundaciones.
Nac&Pop



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